miércoles, 4 de noviembre de 2009

2 de Noviembre

Sentado en la sepultura de la pequeña hermanita de mamá, cuyo nombre inspiró el mío, se encontraba un hombre.

-Perdón su alteza -Dijo al ver que nos acercábamos y se puso de pie de prisa secando unas lagrimas que no quería que notáramos
-No se preocupe -respondió mi madre condecendiente
-Platicaba con mi hermano -se excusó
-Yo vengo a charlar con mi hermana -respondió su alteza con una sonrisa  que relajó al joven y lo hizo sonreir también.

Mi madre colocó las flores que llevábamos como ofrenda en un silencio triste y el se sentó frente al sepulcro de su hermano y derramando lágrimas silenciosas, que ya no le interesaba esconder, prosiguió con su conversación sin palabras.

Yo sólo los mire y por un segundo me pareció ver a los difuntos abrazando a sus respectivos hermanos, susurrándoles "estoy aquí"




4 comentarios:

fde dijo...

los hermanos parecen tener un lugar especial en tus relatos

saludos

mariajesusparadela dijo...

Queridiña: si el cuerpo aguanta, yo esperaré por ti en paradela. Si no es así, vendrás a verme, reposando debajo de un nogal, como la reina visita a su hermano.
Porque los que se van, nunca se van de todo, mientras haya alguien que los recuerde.

mariajesusparadela dijo...

Tardé mucho en entender" empezaré cochinillo desde hoy"...acabo de comprenderlo ahora.
Si los reyes no visitan España y la princesa nunca consigue una especial beca de estudios, yo podría hablar con la reina madre para que te deje venir con alguien que me visitará desde el otro lado del atlantico. Escríbeme a mi correo, si quieres, princesa, porque, aunque parezca paradógico, podrías dormir en una república.
Yo tengo un cochinillo bastante bien cebado. Ese nunca será un problema. Tu estudia mucho, cuida bien el jardín y gánate el premio. Yo luego hablaría con los reyes...

Diario de nuestros pensamientos dijo...

hay ermanos y ermanos pero... siempre hay ese vinculo.