jueves, 27 de agosto de 2009

De despedidas...

Estaba la princesa dialogando con el espejo y no se percató de que el pequeño principito de palacio, el niño rebelde de la familia real, el hermano odioso y amoroso, el compañero de ideas irracionales, se encontraba detrás de ella.

Un pequeño sobresalto, pero no se giró a mirarlo, más le sonrió por el reflejo. Entonces el se acercó a su oído y le dijo.

"Adiós"
y en silencio se marchó...
Estaba la princesa frente al espejo y sin moverse derramó una lágrima por lo que perdía y otra por lo que ganaba.











De repente el reino le pareció tan grande y ella... ella simplemente no era suficiente.

Hermano... ¿Te dije alguna vez que sí tuviese que cruzar los siete infiernos y solamente se me permitiera llevar un acompañante ese serias tú? ¿no? ahora lo sabes...

2 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Precioso. Y todos los que tenemos hermanos más pequeños sabemos que eso es exactamente lo que se siente...

Allek dijo...

hola!
pasaba a invitarte a mi caja..
un abrazo!