Un pequeño sobresalto, pero no se giró a mirarlo, más le sonrió por el reflejo. Entonces el se acercó a su oído y le dijo.
"Adiós"
y en silencio se marchó...
Estaba la princesa frente al espejo y sin moverse derramó una lágrima por lo que perdía y otra por lo que ganaba.
De repente el reino le pareció tan grande y ella... ella simplemente no era suficiente.
Hermano... ¿Te dije alguna vez que sí tuviese que cruzar los siete infiernos y solamente se me permitiera llevar un acompañante ese serias tú? ¿no? ahora lo sabes...
2 comentarios:
Precioso. Y todos los que tenemos hermanos más pequeños sabemos que eso es exactamente lo que se siente...
hola!
pasaba a invitarte a mi caja..
un abrazo!
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